Un cheesecake clásico con mermelada o ‘coulis’ de arándanos… ¡Qué buen aspecto tiene esta tarta de queso!
Esta tarta de queso está buenísima. Pero además tiene muchas ventajas: se hace en frío sin necesidad de cocción, tiene una presentación impecable y se parece al cheesecake clásico de los restaurantes… ¡Éxito asegurado!
La base se hace con 25-30 galletas María (o las que necesites), trituradas y mezcladas con un poco de mantequilla o margarina. Mi truco está en meterlas en una bolsa de congelación ya partidas, cerrarla bien y pasar el rodillo por encima hasta desmigarlas… O puedes pasarlas por un molinillo eléctrico de café.
Luego tendrás que añadir bastante mantequilla fundida para que se haga una masa que puedas moldear ligeramente, al menos para hacer una base sólida que no tenga «fugas».
Mezcla 1 vaso de leche con dos sobres de cuajada en polvo Royal, añade 1/2 vaso de azúcar y dos bricks pequeños de nata líquida, y pon a fuego suave. Da vueltas sin parar hasta que veas que la espuma que empieza a formarse en el diámetro de la cacerola al hervir se vuelve como un «tsunami» hacia el centro del cazo. Entonces retira del fuego y remueve rápido con una cuchara de madera.
Vierte este líquido que ya tendrá una textura más densa en el molde (con base desmontable) sobre la cama de galleta. Deja enfriar y después almacena en el frigorífico.
Cuando vayas a servir, sólo tienes que añadir la capa de la mermelada del sabor que te guste (mora, arándanos, fresa, frutas del bosque, melocotón…) e incluso superponer algún fruto (en la foto, arándanos). Hay una variante de esta tarta que cambia la nata por una tarrina de Philadelphia… ¡También deliciosa!
Cuéntanos si la has hecho o si conoces alguna variante: ¡no te olvides…!
