Las tartas de cumpleaños pueden ser un universo aparte. Casi literalmente, porque el engalamiento de las mismas está alcanzando cotas nunca vistas. En muchos casos, son auténticas obras de arte que hablan por sí mismas. Multiplican las sensaciones y la dulzura de los ingredientes. Si todavía usáramos carretes en las cámaras, sus instantáneas gastarían rollos enteros y apenas haríamos fotos al que sopla las velas.
Basta una idea original para deslumbrar. En cualquier tipo de celebración, desde un cumpleaños infantil hasta una fiesta de trabajo. Hay tartas de cumpleaños de todos los estilos, como esta tan romántica de Amelie´s House y laboriosa que sólo un artista del fondant puede conseguir. Cada piso ha sido decorado con un estampado floral diferente. Una mezcla heterogénea con un resultado muy femenino, clásico y romántico. El lazo enorme coronando el tercer piso ha pasado a sustituir la simple guinda a la que nos habíamos acostumbrado años atrás. Otro recurso fácil que ya nos nos sirve a las menos diestras.
Las guirnaldas en miniatura son la debilidad de los decorados de pasteles, pero también de los recién iniciados. Con un par de palos de madera largos y una cuidada guirlanda la tarta irradia festividad por los cuatro costados. Las combinación aquí, de nuevo, son infinitas. Las hay echas de triangulitos de todo tipo y condición, con el nombre del que recibe la tarta o con cualquier otro tipo de mensaje, siempre y cuando la anchura del pastel lo permita.
A mí me parecen que son mucho más personalizados y personalizables que las grandes pancartas. Por ejemplo, unos retales de tela hacen las veces de guirnalda y les aportan ese aire casero de las celebraciones de toda la vida, rodeados de toda la familia. Son una variación del patchwork muy atractiva y que nos permite conjuntar, básicamente, absolutamente toda la decoración. Aunque que la base de la tarta de cumpleaños en cuestión sea terriblemente sencilla, cualquier banderilla que se coloque encima puede elevarla a lo que sería la alta sociedad en cuestión de dulces.
Como decía más arriba, la decoración de tartas es un mundo. Si tienes un poco de maña con las manos, claro. Por ejemplo, ¿qué te parece esta tarta con una mesa de cumpleaños y su propia tarta como topping? A eso le llamo yo rizar el rizo. Una meta-tarta. Dan ganas de sacar las muñequitas y ponerse todo el mundo a jugar ahí arriba.
A parte de los clásicos mensajes en la guirnalda, la decoración de pasteles admite también guirnaldas temáticas con recortables de la más diversa índole. Por ejemplo, a mí me encanta esta tan navideña que hemos visto en Makezine. Sólo con mirar el color se cree una que ya es Navidad! Con sus calcetines minis colgando, sus guantes y su taza de chocolate caliente. Mmm. Y para repartir amor por el mundo, también se pueden repartir corazones de estampados desiguales, como se las gastan en Skip to my Lou.
De momento, con estas fotos, tendremos que conformarnos con mirarlas, porque probarlas ya es otra historia. Cuesta creer que algo tan bonito pueda estar malo, pero bueno. La posibilidad está ahí. Eso sí, su estilismo no es fácilmente mejorable.
Vía: Cake Central; Catch my party