Desde el antiguo Egipto a México. Las velas, los cirios o también conocidos como farolitos tienen su origen en el siglo XIII y su transición al siglo XIV. Desde estos tiempos prehistóricos, todo ha cambiado. Ya no se usa grasa de los corderos o de los bueyes. Ni tampoco ramas. La fabricación ha evolucionado como también el diferente uso que las personas damos al farolito. Aparte de alumbrarnos y guiarnos en la oscuridad, usamos estas velas como elemento decorativo, aromático o como símbolo, como sucede en nuestra patria con la celebración del Día de los Muertos.

 

Y en México, en lo referente a la fabricación de las velas, debemos destacar a la empresa Veladoras Farolito, con más de cuatro décadas de trabajo a este noble arte de fabricar artesanalmente todo tipo de velas, destinadas a dar luz a todas las casas de los mexicanos. E incluso de otros hogares de todo el continente americano, puesto que el Farolito alumbra más allá de las fronteras mexicanas. Esta es la misión de una empresa familiar que nació en Texcoco y que, con muchos esfuerzos y horas de dedicación, han sabido adaptarse a los tiempos y dar trabajo a más de 400 familias.

 

Diferente simbología

Aunque haya aumentado el tamaño de la empresa, el número de trabajadores, de los proveedores y del mercado, esa misión de origen no ha sido transformada. El objetivo es alumbrar a los hogares con las mejores velas del mercado, en cuanto a calidad; pero también tratando de innovar, de ajustarse a un negocio sostenible en cuando a la fabricación y reutilización de los materiales, pero sin olvidar esa tradición que ha hecho grande a esta empresa familiar y tradicional.

 

Ahora, con la celebración del Día de los Muertos (una fiesta importante en todos los estados de México), el Farolito crece en popularidad y es muy demandado, mostrando siempre esa esencia de brillar en todos estos días y en el resto de los días del año. Millones de velas se iluminan estos días, brillando en la oscuridad, transmitiendo ese simbolismo que nos recuerda y conecta con los difuntos. Para ello, los mexicanos usaran esas velas de cera con diferentes tipos de forma y olores, acompañadas de otros elementos más o menos religiosos durante estos días festivos.

 

En honor a las familias

Más allá del uso de los Farolitos durante estos días tan indicados, esta empresa familiar busca que esa luz e intensidad que trasmiten sus cirios no se apaguen y se sigan transmitiendo su uso de generación en generación. Por este motivo, muchas de las velas que se fabrican y se comercializan durante este año tienen algún tipo de guiño a las familias mexicanas. Que haya esa unión entre todos los miembros de la unidad familiar, que se sientan guiados, iluminados y que esa luz mágica brille también en su interior.

 

Por ese motivo, el uso de las velas no debe limitarse a los altares, sino también a elementos decorativos (hay velas con formas) o perfumadas o con diferentes elaboraciones de filigranas y siempre con un toque artesanal. Porque lo que no ha cambiado es esa forma de trabajar la vela a partir de la cera que, según el objetivo, puede combinarse con flores u otros materiales.

 

Sea el modelo que fuese y el motivo de uso del Farolito, éstos continúan brillando como se demuestra en la campaña visual que la empresa ha promocionado estos días, con un recuerdo a esa familia y a sus orígenes, con la abuelita Lupe y el abuelito Matias, siempre recordados a través del uso de las velas, que nunca faltan en los hogares de México.