Cuando un niño pierde alguno de sus padres, esto hace que su vida sea completamente diferente y con algunos vacíos muy importantes que es muy difícil cubrir. En algunas ocasiones estas pérdidas son inevitables, mientras que en otras, esos padres podrían haber hecho más por sus hijos, y buena muestra de ello es esta carta que una niña ha escrito al padre que la abandono.

 

El dolor por el abandono de un padre

Todos los años, miles y miles de niños quedan abandonados por sus padres en diferentes partes del mundo, haciendo que empiece para ellos una vida completamente vacía, sin el apoyo que todos y cada uno de nosotros necesitamos desde nuestra niñez.

Crecer sin el apoyo y el cariño de unos padres es algo duro, algo a lo que muchos niños tienen que hacer frente y madurar antes de tiempo para lograr dejar atrás este periodo y, con un poco de apoyo, conseguir alcanzar sus objetivos en la vida.

Por suerte, buena parte de estos niños tienen a su alrededor personas que les ayudan, apoyan y cubren una parte de ese dolor que, aunque parezca que queda en la infancia, al final acaba acompañando a lo largo de toda la vida, y es que no hay nada como sentir ese vacío que genera un padre cuando te abandona y no te ha dado una explicación o razón de por qué lo ha hecho.

La carta de la niña al padre que la abandonó

A continuación mostramos la carta escrita por la niña a ese padre que la abandonó:

Papá:

No sé cuál es tu nombre. No quiero saberlo, ya no me sirve para nada. Tal vez estás leyendo esto pensando que voy a decirte que fuiste un padre horrible y que deberías estar avergonzado por la manera en que te alejaste de mí, pero no. Este no es el caso. Lo que quiero decirte es… te perdono.

Por no haber estado allí te perdono, porque eso me hizo una persona más fuerte, valiente, perseverante e independiente. Te perdono porque en realidad no me hiciste falta en ningún momento. Cuando era pequeña y en la escuela hacían la celebración del Día del Padre, mi abuelo siempre estuvo allí. Si me preguntaban: “¿Dónde está tu papá?”, siempre contesté que no tenía, pero que la vida me había dado una segunda mejor opción. Él ya había sido padre, así que me enseñó absolutamente todo lo que debía saber.

Él nunca me habló mal de ti —a decir verdad, nunca me habló de ti porque nunca fuiste parte de nuestras vidas—. De él aprendí que debo ser agradecida por lo que tengo. Me enseñó a no rendirme y a no sufrir por nada ni por nadie, y a no creer que por el hecho de no tener padre, era menos o debía ser tratada de manera diferente.

Te perdono por empujarme lejos, porque eso me hizo encontrar nuevas armas para estar cerca. Mi abuela me enseñó a respetar y ser digna de confianza. Ella me enseñó a siempre serle fiel a lo que siento y a las personas que me rodean, porque mentir es lo peor que se le puede hacer a alguien. Nunca permitió que yo le faltara al respeto a los demás, y cuando lo llegué a hacer, me enseñó lo que en verdad era un castigo. Ella nunca tuvo miedo de castigarme.

Te perdono por no ser un padre ni asistir a mis cumpleaños porque gracias a eso mi mamá pudo tomar tu lugar. Ella tomó tu sitio desde el momento en que nací. Sacó adelante a dos hijos, consiguió un trabajo y siempre fue capaz de proveer para nosotros. A veces, no pudo darnos exactamente lo que quería, pero yo siempre estaré eternamente agradecida por todo lo que hizo por nosotros. Ella fue a cada evento escolar, cada presentación y tiene fotos de todo los actos en lo que participé. Siempre ha estado ahí para todo y está orgullosa de mí por todos los recuerdos que he creado. Ella me ha demostrado lo que es el amor, y no te hemos necesitado.

Te perdono por todas estas cosas, porque yo sé que gracias a ello soy una mejor persona. Fui a mi primer día de escuela primaria sin ti, me gradué de la secundaria sin ti, voy a la mitad de mi carrera universitaria sin ti. He llegado a un acuerdo con lo que soy y con quién quiero ser. Ahora sé el tipo de madre que quiero ser para mis hijos.

No tenerte no ha definido mi éxito, al contrario, me motivó a buscarlo y a salir adelante. Y no para demostrártelo a ti, sino para demostrármelo a mí misma. Cuando miro a mi alrededor, tengo a mi familia que ha crecido con el tiempo, y las personas que han entrado y salido de mi vida han llenado el vacío que dejaste.

Te perdono porque el dolor que sentí por tu abandono me ha hecho invencible, porque he aprendido que si bien el amor de un padre es importante, el amor es incondicional y no importa de dónde venga. Tu ausencia me enseñó que el odio no me lleva a ningún lado. He aprendido a perdonar. He aprendido a perdonarte.

Así que recuerda, tú no arruinaste mi vida cuando te fuiste. Mi mundo siguió adelante sin ti. Mi vida no ha sido mala porque no hayas estado en ella, al contrario, he sido una mujer feliz. Así que tú continúa con tu vida. No te atormentes por haberme abandonado.

Realmente espero que hayas encontrado la felicidad, así como yo lo hice. Y te perdono por ser el hombre que me creó, pero no me quiso.