Esta festividad está asociada con el color naranja de las calabazas típicas de esta época del año. Y, por supuesto, con el negro, así que el resultado de esta lograda mesa dulces de Halloween está basado en esta paleta de color tan atractiva y reconocible. Como colores, se complementan más que bien. Ideales para un ambiente de noche de brujas.
Personalmente, me gustan más las brujas que otros seres etéreos como los fantasmas, los zombies, los esqueletos o los murciélagos. Se prestan más a las pociones, a los hechizos y a las recetas con alto contenido en arañas, ojos y babas de perro rabioso. Qué se yo! Y todos esos elementos se pueden integrar muy bien en las recetas dulces. Son elementos tan opuestos que por eso pegan tanto.
Además, un gorro de bruja nunca desentona, ya sea adornando un rincón o llevándolo en la cabeza. Es un clásico que, al contrario que la alta costura, nunca pasa de moda. Y bueno, qué os voy a decir de las calabazas que no hayáis escuchado ya miles de veces: cualquier fiesta de Halloween que se precie tiene que tener una, aunque sólo sea testimonial. Es esta elaborada fiesta aparecen en su natural color anaranjado, pero siempre se pueden adaptar a gustos más refinados pintándolas de blanco o incluso tonalidades doradas.
Aunque la paleta de color está basada en tan sólo dos colores principalmente, el interesante y sobrecargado juego de estampados -en este caso necesario- hacen que no sea nada aburrido! Al contrario, llama mucho la atención y el naranja es muy enérgico. Se pueden combinar puntos sobre fondos oscuros, líneas rectas, discontinuas. Incluso se pueden forrar mensajes o letras con papel de estas características y que sea el centro de la mesa.
¿Ya sabes cómo vais a celebrarlo vosotros este año? ¿Necesitas más ideas para decorar tu fiesta infantil de Halloween?
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